Guatemalacamón


Ya les avisé en otra oportunidad que tocaba Guatemalacamón.
¿Fueron?
Bueno, están de suerte, Guatemalacamón toca otra vez, este sábado 12 de diciembre (hoy) en La Mulata.
Música, excusas y comparaciones odiosas.
Si buscan más información, pulsando en la miniatura del afiche.

Palabras simples paraguas

Me duele la espalda, hace días que estoy dibujando y es viernes.
Me parece buen momento para tomarme un rato, algo parecido a un recreo. Un respirón.
Les dejo este bonito y sencillo video, de una popular canción de Georges Brassens.
Brassens fue bastante conocido en Argentina durante los sesenta y setenta. Incluso todavía hoy sus canciones alegran fogones y guitarreadas, pero ahora más bien en calidad de anónimo, aunque cada tanto algún artista versiona sus canciones y reconoce el autor. Por otro lado ¿qué más puede esperar un músico popular que pasar a ser anónimo?
Aunque se escuchaba en casa cuando era chico, recién cuando fui mayor empecé a notar su profundidad poética resuelta con palabras simples, su tocante sencillez al cantar la vida del hombre común, de los que dan de morfar en los comedores, de los desamparados, de los que trabajan en la calle.
"Canta a todo lo que es asqueroso y repugnante", se quejaban en su tiempo las asociaciones de padres y las ligas morales.
Pero no se agotaba en nada más que eso. Era –es– su poesía natural como sus personajes, de conmovedora compasión por el hombre de la calle, su íntimo reconocimiento en él. Su desdén por la fama, su humor negro en torno a la corrección y su desprecio por el juicio de las mayorías gritonas.
No hay más honestidad que la felicidad; la puta, la rapada, el carnicero, el ladrón, el cornudo, la burguesa Penélope, el atorrante, la celosa, los amigotes, el mocoso, el muerto de hambre, el delatado, el boludo, el ladrón de manzanas, todos al amparo de la tormenta, aunque ya empapados, bajo el paraguas sencillo de la poesía de Georges Brassens, hombre libre, valiente y auténtico; amante de los gatos, las canciones con rima en culo que hacían reir a los amigos, los árboles, poeta.

Las cajas altas de las cajas bajas



Me parece lo más lógico empezar a derivar las ilustraciones a otro blog que acabo de crear (se trata de un blog ad hoc).
Seguiré ilustrando, cada tanto algún post en este blog, pero vamos a dejar hasta el próximo cambio de placer (o sea, cuando me plazca), La Lengua de los lápices, a partir de ahora, para lecturas menos dibujadas.
Por el momento, los invito a pasar al blog de dibujos, bajo el infantil nombre de El Gato de Colores, ya que me gusta, hago ilustración infantil y me complacen los felinos.
Ya les alvierto que muchas ilustraciones van a repetirse, pero en cuanto termine de volcar todas las infantiles, seguramente pase a subir nuevos dibujos.
El gato está en la rama, pincel en mano. 
Péguenle una mirada, y me dicen.

Garcilaso I


Estoy contino en lágrimas bañado,
rompiendo siempre el aire con sospiros,
y más me duele el no osar deciros
que he llegado por vos a tal estado;

que viéndome do estoy y en lo que he andado
por el camino estrecho de seguiros,
si me quiero tornar para hüiros,
desmayo, viendo atrás lo que he dejado;

y si quiero subir a la alta cumbre,
a cada paso espántame en la vía
ejemplos tristes de los que han caído;

sobre todo, me falta ya la lumbre
de la esperanza, con que andar solía
por la oscura región de vuestro olvido

                                  [soneto - XXXVIII]

Vampiros eran los de antes

Siempre me fascinaron (este verbo es muy femenino, pero en cuanto a los vampiros, creo que se aplica perfectamente) los vampiros (ven? se los dije).
Tirando unos bocetos sobre chupasangres, salió este bonito conde Orloff haciendo de cochero, que me dio pena descartar totalmente, y que me va a servir para ilustrar este recuerdo.
Como les decía, desde chico me cautivó el Terror, pero la figura del vampiro sobre todas las demás. Científicos locos, monstruos de bricolage, incautos exploradores de lo oculto, zombies, hombres lobo, fantasmas, todos tenían lo suyo... pero ¿quién podía desbancar la figura del Conde inerte, aunque con los rojos ojos a punto de abrirse, en la cripta del sótano del semiderruido castillo, en lo alto de la montaña de picos escarpados?
Era el gran programa, cuando éramos chicos, juntarnos los primos un fin de semana entero, a explorar las por entonces casi desiertas y siempre verdes regiones de Hernández en las que se perdía la quinta del tío Gustavo donde fijábamos residencia, jugar a la guerra o a los caballeros, o los exploradores (jugar a la momia quedaba para la casa de la abuela), arrastrar unos cientos de metros tirando entre todos el cuerpo rígido y semiesquelético de algún caballo muerto bajo el solitario y abandónico cielo de la pampa, y a la noche... Viaje a lo inesperado, el programa de tele presentado por Narciso Ibáñez Menta, o Nathán Pinzón. La presentación de la película, fuera quien fuera el que la efectuara, luego de algún comentario anodino acerca del argumento, inexorablemente terminaba en risotada.
A mí ninguno de los dos me daba miedo, pero Narciso tenía un vozarrón, y cumplía con las características que juzgábamos como adecuadas para personificar a un verdadero transtornado.
Sin necesidad de consultar hoy a mis primos, creo que no falto a la verdad si señalo que era nuestro preferido.
Nathán, aunque ponía empeño, se parecía a cualquiera de los viejos podridos que estábamos acostumbrados a soportar en las reuniones de adultos –donde los niños debían permanecer callados o ausentes (toma nota, oh, niño contemporáneo) so pena de ser escarnecidos públicamente–, o el club, y que no hacían más que echarnos de donde estuviéramos, hacernos callar, o tirarnos una bronca. El sopapo también era una opción válida.
Viejos cabrones, como Nathán tampoco nos causaban miedo, sino una especie de ansia, de sed de venganza (que se solía saciar al instante, contradiciendo las consabidas recomendaciones culinarias). Y partían ignorantes de las tertulias con un sapo de polizón en el bolsillo, un cartel pegado a la espalda, o una cancioncita cuyos versos inmortalizaban sus más señaladas aristas personales.
Pero yo no quería hablar de eso, sino de lo que el Terror era para nosotros. Los cinco primos veíamos esas películas clase B, y nos asustábamos a muerte.
Finalizado el programa, zombies, vampiros, maldiciones, entierros prematuros acompañaban nuestra ida a la cama. Sin saberlo (años después nos aprendimos los nombres), las de Peter Cushing, Christopher Lee y Vicent Price, eran nuestras predilectas. Nos íbamos con los ojos como platos al dormitorio, donde nos arrullaría el cantar de los grillos.
Una vez en la cama, largas conversaciones de terror eran el preludio del sueño, en las que nos turnábamos a ver quién conseguía, quién lograba, el cuento más espantoso.
Y uno a uno nos íbamos quedando dormidos, esperando ansiosos una pesadilla que valiera la pena contar, al día siguiente.

La felicidad de los patos


Los patos tienen mala prensa, aceptémoslo.
Suelen ser personificados como gruñones y malhumorados. O en el mejor de los casos, como hipocondríacos depresivos, que a la larga... ¡terminan siendo cisnes!
Son también objeto de la maledicencia popular.
¡Quiero denunciar que se trata de una campaña de prensa de aquellos que odian a los patos!
¿No me creen?
Prueba ineluctable: de no ser así, ¡no se hablaría tanto de los defectos de los patos!
Posteo, volviendo al tema ilustración, un dibujo que hice para preescolares, donde los chiquitos visitan una bucólica granja, alimentan gallinas, chanchitos y patos, cómo no.
Y allí van ellos, patos felices, entusiastas, criollazos, arrojados, ignorantes de que con cada paso que den, pasarán a la historia con una cagada.


Un día como cualquier otro en esta vida rutinaria


Hace ya varios años ilustré un método de idiomas para chicos donde la acción giraba mucho en torno a cierta mascota familiar, un gato atorrante, taimado y ciertamente cínico, que basé mucho en mi gata barcina de entonces, Virna Lisi. 
Para ejercitar ciertos verbos y actos cotidianos, la editora no encontraba una salida que le convenciera.
Se me ocurrió proponer esta feliz rutina de gato calavera.

Sarmiento

Un día después del día del Maestro subo este post, texto literal del prócer.
Sarmiento lo escribió, y lo hizo.
Un padre pobre no puede ser responsable de la educación de sus hijos; pero la sociedad en masa tiene interés vital en asegurarse de que todos los individuos que han de venir con el tiempo a formar la nación, hayan por la educación recibida en su infancia, preparádose suficientemente para poder desempeñar las funciones sociales a que serán llamados.
El poder, la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la capacidad industrial, moral, e intelectual de los individuos que la componen; y la educación pública no debe tener otro fin que el aumentar estas fuerzas de producción, de acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que la posean. La dignidad del Estado, la gloria de una nación no puede cifrarse, pues, sino en la dignidad de condición de sus súbditos; y esta dignidad no puede obtenerse, sino elevando el carácter moral, desarrollando la inteligencia, y predisponiéndola a la acción ordenada y legítima de todas las facultades del hombre. 
Sarmiento, De la Educación Popular (1849)

Guatemalacamón




















Toca Guatemalacamón.
¿Se lo van a perder?
A ver si salen un poco, se comen una pizza en La Mulata y disfrutan de la performance erótico/político/musical de Guatemalacamón, y después me cuentan.

A veces no sabemos exactamente cómo decir las cosas

Eso puede ser que nos altere un poco.

Un fragmento de una ilustración que hice para un manual de Richmond Publishing, sobre medio ambiente, contaminación y calidad de vida.

¿Es una amenaza o una advertencia?

Me encanta esa respuesta.
No sé si era de John Wayne o de Vic Morrow en vaya a saber qué western.
Sí me acuerdo, en cambio, que debe decirse –es imperativo que así sea– mirando de costado, y levemente girada la cabeza hacia abajo, como un compadrito.
A mi me gusta decir alvertencia, como el perro Alvertido de Don Segundo Sombra.
Pero eso es otra historia.
Hace años, cuando parece que todavía importaba cuidar a los chicos, para unos manuales de Editorial Santillana, resolví entre otras un grupo de ilustraciones cuyo tema podría resumir en convivencia, derechos y sociedad. Confieso que así como disfruto de los veleros (prometo dejar pasar un tiempo antes de volver a mencionar el tema) y relatos marineros, abomino de las motos y de cualquier índole de la variopinta constelación de los ángeles del infierno.
No voy a decir por eso que disfruté haciendo esta ilustración. Siempre disfruto el dibujo. Simplemente, me gusta dibujar.
Y recuerda lo ya dicho, joven amante de la velocidad, el ruido y las ojotas, nunca salgas sin casco.

¿Se nota que perdió una muela?



Barcos, barcos y perros

Como voy percibiendo que esto toma un cariz exclusivamente naviero, con la idea de empezar a abandonar el tema voy a subir un simple dibujo de mi viejo perrote, Marx, hecho hace algunos años en Madrid para ilustrar una carta a mi ahijada Catalina.
Hace tiempo que Marx no husmea más en el jardín, ni roba con insultante desenfado en la basura de los vecinos o se hincha el hocico contra las espinas (como el ruiseñor suicida ese de Oscar Wilde) de los rosales de mi Vieja, y está, como diría Homero Simpson, en el cielo de los perros husmeando en el trasero de otros perros...
Pero fue un gran compañero, y pasados los añares todavía extraño, echo de menos, al grandulón, buenazo, inocente de mi perro.

Leídos capitanes intrépidos

Otro capitán pirata. Con su mapa del tesoro, y el Quijote para leer en soledad allí, en la incógnita isla donde será abandonado o, a donde lo llevará su codicia luego de haber arriesgado y perdido su barco contra los atolones.
Incluso va a poder comentarlo con el loro que se lleva.
Les dije que me gustaban los barcos a vela? Bueno, me encantan las de piratas!
Meditando un poco sobre el tema... viendo a los dos capitanes piratas publicados últimamente: debe haber sido un tipo interesante, el cirujano de Tortuga, no?

A la caza de tesoros


Un motivo marinero más, pero visto desde una menos feliz perspectiva, en esta vieja ilustración mía donde un buzo hurga entre los restos de un naufragio, y un servidor sigue la brújula del universo Hergé.
Me acuerdo de que para el barco me inspiré en el Mayfower.

José.

Me tienen harto, harto, los vociferanes, los ampulosos, los relativistas, los mentirosos, los memoriosos olvidadizos, los equivocados reincidentes, los alambicados, los traidores, los empobrecedores, los saqueadores, los profanadores, los disfrazados, los que le encuentran la vuelta, los quintacolumnistas, los irresponsables, los sordos, los que la tienen posta, los peores ciegos, los que todo se lo han llevado pero, los que siempre le encuentran explicación a lo inadmisible, los sinvergüenzas.
Los faltos de buena voluntad, los amargados, los estafadores del ánimo, los malintencionados, los partidarios del sacrificio ajeno, los discursivos enrevesados, los que siempre están a salvo, los que van a ver la verdad cuando sea tarde, los siempre adeptos a la mayoría que juegan de minoría.
Los que se dicen ateos mientras recitan una misa, los que se dicen historiadores, pero prostituyen la historia, los que se llaman populares, pero desprecian al pueblo, los que se dicen libres, pero son esclavos.
No han dejado nada.
Ni la memoria, ni el sereno derecho al Relato de Nuestros Padres, dejaron.
Ni los colores y la mirada del hermano en las mañanas de agosto.
Ni las palabras que perfumaban a laurel, para llevarse a la boca. Ni la celeste imagen del firmamento.
Sin embargo.
Si apoyamos el oído en la tierra olorosa, podemos escucharlos.
Si abrazamos los árboles centenarios, podemos sentirlos.
Son los ecos de la Historia. Están ahí, somos capaces de percibirlo. Si aguzamos el oído, cabalgando a pelo el honesto viento, nos hablan y nos señalan el camino.
Y tenemos todavía tu ejemplo.
Somos ricos.

Mi única Patria, la Mar (y el choripán mi bandera)


Sí, hubo una época en la que el mundo de la piratería era ajeno al de las descargas ilegales de música (debo decir que los muchachos de Somalía no lo están haciendo mal).
Para Editorial Richmond, un capitán pirata que por algún motivo tenía que tener una inexplicable ristra de chorizos atravesada en su garfio, ilustraba una canción que seguramente no era la del cajón del muerto.

Un día agitado, sin duda



Después del soneto 45 de La Urna, de Enrique Banchs, vuelvo a mi metier de ilustrador revisionista, posteando antiguos dibujetes. Aquí les pego un encargo de Editorial Santillana, donde de alguna manera tenían que apreciarse distintas situaciones peligrosas sobre las que se desarrollaría la lección. Gatos neuróticos que en su cazadora frustración empujarán un macetón al vacío que alguien dejó muy mal ubicado, niños desobedientes que cruzan las calles sin mirar, conductores de depredadora naturaleza que lanzan sus coches sobre los peatones, inocentes perritos trotamundos, viriles trabajadores que corren riesgos inútiles, patinadores, carteros accidentales, imprudentes surtidos, osados distraídos. En fin, el barrio convertido en un muestrario de temeridades de divertida exposición, cuyo dramático desenlace simultáneo dejo librado a la imaginación del lector.
Y que nos dicta una solemne enseñanza: niño, hay que mirar dos veces hacia ambos lados antes de cruzar la calle.
Y por las dudas, salir con casco.

Banchs

El áspera razón de abandonarte
aunque tiempos mejores nos sonrían,
no es de las que en epístola se envían
ni de las que, sutil, decora el arte.

Es razón de decir entre sollozos,
porque es así como uno la adivina,
y valida de penas asesina
firme esperar de justos alborozos.

De una pobre apariencia, es, sin embargo,
la imperiosa razón de tanto embate
que a honrado corazón mucho combate.

Pues siempre hidalgo bueno bebió amargo,
cuando frustrado su derecho había
el pan fundamental de cada día.

Otoño



Empezó de una vez perra mi estación preferida.
Termina el otoño y da paso al invierno. La lluvia llega y trae sonido, reflejos y colores nuevos. Es el agua que viene, liberadora. Vendrá arrastrando, después de ella, nuevos y frescos vientos.
¿Llenaste alguna vez los pulmones con ese olor a lluvia nueva, finalizando el otoño?
Justo antes del aguacero, y ya empezada la tormenta, posteo estos dibujitos que resolví para Editorial Santillana, donde los vecinos siguen felices y cotidianos su vida bajo la nueva lluvia.




Banderas en tu corazón

En días donde todos somos cancheros y piolones, y hablamos de ese enorme edificio que es la Patria con afectada distancia, como una "construcción positivista", este poema épico es un gesto más de resistencia.
No es una gran poesía –Obligado no es Borges– pero lleva dentro unas líneas que, aún leídas una y otra vez, siempre me emocionan.
Es recalcitrante, como también son los patios y las abuelas. A veces incluso hasta molesta un poco, sin embargo resuenan en ellas palabras que hemos olvidado, que parecen pertenecer a otro país, no haber sido nuestras nunca, y a las que quiero recuperar y aferrarme.
Ya los escuchamos. Ya vociferan, peroratan y escriben, los analistas del éxito, los periodistas de la historia, sobre Belgrano, el derrotado.
Yo quiero publicar estos versos de Obligado, para festejar a mi Prócer, que no pensó nunca en lo que perdía personalmente, sino en lo que esperaba construir de estas tierras, siendo sólo una gota más de la lenta cadena que perforaría la piedra.
Hoy es el día de la Bandera.
AYOHUMA

A Carlos Vega Belgrano.

Esas músicas que están
Resonando de tal suerte,
Son la voz perenne y fuerte
Del clarín de Tucumán;
Y aquellas que al aire van
Veloces, rumbo a la gloria,
Son el eco que en la historia
Nos conmueve y nos exalta,
De las campanas de Salta
Que están gritando: ¡victoria!

¡Belgrano! ¡Libertador!
¡Nuestro primer ciudadano!
¿Quién dice Manuel Belgrano
Sin que se sienta mejor?...
Pudo el destino traidor
Que a tanta virtud abruma,
Arrojar la densa bruma
De Vicapugio a tu frente,
Y basta hundirte en la inclemente
Noche inmensa de Ayohuma;

Pero no pudo, en su afán,
Dejar muda la voz alta
De las campanas de Salta,
Del clarín de TucumÁn...
Y allá suenan, allá van
Veloces, rumbo a la gloria,
Desbordando de la historia
Sobre el Andes, sobre el llano.
Diciendo a todos: ¡Belgrano!
Clamando a gritos: ¡victoria!

Voz que alienta, himno que suma
Nuestras glorias, y aún dormidos
Oyen los muertos queridos
De la pampa de Ayohuma;
Voz que animadas exhuma
Y entrega a nuestras visiones
Aquellas santas legiones
De la patria y su bandera.
En cuyo sol reverbera
Siempre fuego de cañones.

¡Ayohuma!¡Ingrato día
En que, rasgada la entraña,
Sola, en áspera montaña,
La dulce patria moría!
Exangüe ya, se batía
Por las Áridas mesetas,
Y las columnas inquietas
Del ejército español
La envolvían, bajo el sol.
En chispear de bayonetas.

Tras la carga resistida.
Su misma sangre pisando,
Iba la Patria arrojando
A borbotones la vida.
Zelaya, suelta la brida,
Con sus jinetes se avanza,
Y a limpio bote de lanza
Hace en las filas reales
Callar las dianas triunfales,
Rugir la adusta venganza.

Superi rueda al abismo
Y los infantes de Cano;
Solo atraviesa aquel llano.
Solo, confiado en sí mismo.
El que en su heroico idealismo
Se goza hendiendo leones.
El que no cuenta legiones
Y es personal en la lid:
¡Solo se va La Madrid
A acuchillar los cañones!

Mas ¡ay! en vano irradiaron
Luz esplendente sus hechos:
En pelotones, deshechos,
De cuesta en cuesta rodaron.
Pero en Zelaya vibraron...
Los arrebatos postreros:
Vuelve Á trepar los senderos
Que el español desaloja,
Y a contenerlo se arroja
Con su turbión de lanceros...

En la profunda quebrada,
Al pie del cerra vecino,
Suena el clarín argentino
Tocando inmensa llamada.
Sereno el pecho, la espada
A mal guardar, la visera
Alta en la frente guerrera,
Marcial y firme la planta,
Manuel Belgrano levanta
Con muda fe su bandera.

Al gran clamor obedientes.
Van los dispersos llegando,
Unos, bravíos, alzando
Las armas resplandecientes;
Aquellos mustios, dolientes.
Llenos de afán y sonrojos;
Otros, más que hombres, despojos;
Que, arrastrando su desmayo.
En la bandera de Mayo
Ponen el alma y los ojos.

Firmes, en cuatro formaron,
Y, a un breve toque marcial.
Se arrodilló el general...
Y todos se arrodillaron.
Como en Tucumán, alzaron
La oración que el alma exhala,
Y que fué, tendida el ala,
Hacia las místicas redes
De la Virgen de Mercedes,
Su radiante Generala.

Del cuadro, en fúnebre son,
Se difunde en ese instante
Un hervor de agonizante
Que estremece el corazón.
Perturbando la oración,
Jura, impío, un veterano,
Otro al hijo llama en vano,
Aquél se alza a una descarga,
Y, delirando: “¡A la carga!”
Rueda a los pies de Belgrano.

Un silencio va cundiendo
Grave, triste, religioso.
Que a veces rompe, rabioso.
De un fusilazo el estruendo.
Suelta el sol, que está muriendo.
Su corona rota al mar,
Y se oye al lejos sonar
Como estertor de aquel día,
Vagarosa melodía
Que va llorando al pasar...

1892
Rafael Obligado



A la mar!


Abandonemos por esta vez los buques de gran calado, so marineros de grandes presupuestos!!
Acabo de encontrar, revolviendo entre pixeles, las aventuras del gran Kentucky Smith. 
Fue un comic que dibujé hace años de años para Richmond. La idea era identificar a los estudiantes con las aventuras del personaje. Así que les propuse a Mr. Smith, muy inspirado en Indiana Jones y, a la busca de cierta reinvindicación, cruza con Tintín. Ya les contaré más. Creo que anduvo bien, aunque ahora percibo como un tanto temblequeante mi pulso de aquel momento, todavía me gusta mucho el resultado.
Va Kentucky, haciéndose a la mar, a la caza de aventuras, en un pequeño bote.

Por su bravura, el Temido


Del uno al otro confín... Aunque no tiene nada que ver con piratas, sigo haciendo mis buquecitos. Ninguna bandera negra, nada de tibias cruzadas, ni cimitarras, ni calaveras. Un civilizado buque va, en este caso, zarpando de Nueva Zelanda, seguramente hacia Australia.

Detalles tontos como veleros



Hace unos días que no publico nada porque estoy dibujando. 
Y aunque el pedido no tiene nada que ver, y posiblemente este detalle se diluya en la ambientación del mapa que me encargaron, colé este buquecito. De esta ilustración, este barco llegando a las costas de Escocia fue en lo que más me detuve. Como ya les comenté, posiblemente pase desapercibido, lo publico acá para darle algo más de importancia al detalle en el que me demoré a lo mejor estúpidamente, pero que a la vez disfruté mucho hacer. 

Qué le voy a hacer... ya les dije que me gustan los viejos barcos a vela.


Máquina del tiempo retro


Les dejo una máquina del tiempo que me encargaron para un manual de inglés de Editorial Macmillan. Se iba a usar como fondo de página y el brief definía que no debería ser muy moderna, ni tampoco muy retro –como me hubiera gustado más: tirando a la versión steampunk avant la lettre de la película clásica sobre la novela de H.G. Wells–

Bueno, una Time Machine Retro ma non troppo.



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Mejor Barcos a vela

La verdad es que no estoy con ganas de explicar, como prometí, cómo resolver una ilustración vectorial y aprovecharla para hacer un paso a paso. Así que mejor publico otro tipo de dibujo, ilustración infantil esta vez, que resolví para Editorial Richmond del Grupo Santillana.
Siempre me apasionaron los veleros –tengo varios armados (o más bien en vías de desguace) en casa (se entiende que a escala, ¿no?)– y ciertamente fui aficionado a las novelas de aventuras y marinería, desde Salgari hasta Patrick O'Brian. Aunque las traducciones de las que leí de este último consiguen mandar a pique cualquier buen ánimo de lectura (¡voto al mismísimo Kraken, traductores de agua dulce!). Disfruté mucho Azul en la mesana (hubo que releer un poco algunos párrafos como para entender qué diantres quería decir el autor). Con viento a favor,  hablaré de esta novela más adelante.
Bueno, volviendo, en este caso el barquito pirata con su tripulación de excéntricos bucaneros, se usó para ilustrar una canción. Fue hace tiempo, y mucho no me acuerdo, pero creo que usé al Wasa como modelo. En su momento me encantó hacer el dibujo, se los dejo mientras apuro el último trago, me ajusto el tricornio, y salgo de un tugurio de Tortuga cantando "Quince hombres sobre el cofre del muerto, Yo... ho ho... ¡Y una botella de Ron...! ".


Ilustración de paso a paso

Me imagino que después del post anterior, esto parecerá una nota discordante. La verdad es que este también es el blog de un ilustrador. Ahora, aunque se vea fuera de lugar, posteo unas ilustraciones de tipo científico que resolví con nuestro estudio para una publicación médica. Mañana digo cómo.

Efemerides Horribilis




¿Se fijaron en que nuestras nuevas fechas memorables sólo reseñan desgracias?
¿Qué es lo que pasa, que nuestros nuevos actos notables son nada más que desdichas?
O quizá, peor aún y misterioso: ¿qué es lo que hace que sólo recordemos devotamente la tragedia?
Personas y hechos son llamados a venir a la memoria y nos envuelven como el frío alrededor de fines de marzo y principios de abril.
¿Cómo hemos podido dar lugar, colectivamente, a tanta ceguera, tanta saña autodestructiva?
Quizá nuestro enamoramiento empecinado de las palabras altisonantes, junto a esa necesidad de una figura mayor que nos indique el camino, sean las causas que nos arrastran a la épica desafortunada, a la bravata, al hábito de la deshonra.
Amantes como somos de los discursos de barricada, sirva tal vez como germen para conjuro este fragmento del mensaje presidencial de 1892 de Carlos Pellegrini, y podamos encontrar en él un antídoto cada vez que se pretenda aturdirnos con sirenas y ruido de televisores.
La obra de nuestra regeneración es obra de largo aliento y paciente labor, y es necesario que hombres y partidos políticos se convenzan de que lo que nuestro país, puedo decir nuestra América necesita, no son Grandes Americanos, ni Libertadores, ni Restauradores más o menos ilustres, que invocando leyes, libertades y principios, empiezan por incitar a la anarquía y la violencia y acaban, cuando triunfan, por suprimir todo gobierno regular y reemplazarlo por su imperio personal y despótico; sino ciudadanos constantes en el ejercicio pacífico de los derechos políticos, que proclamen como principio fundamental, acreditado por la experiencia de 80 años, que la violencia es estéril y ruinosa, y que la reforma de nuestros malos hábitos sólo se ha de conseguir por la prédica y el ejemplo, dentro y fuera del poder.
Dejamos atrás, sumidos en nuestras propias y actuales confusiones, al 24 de marzo, al 2 de abril. Adelante queda la vida.
Carguemos esa mochila, enfrentémonos a nuestros fantasmas y aprendamos de ellos, y torzamos el estado de las cosas como para merecer otro presente que nos proporcione, a nosotros y a nuestros hijos, memorias más felices.
Ánimo.
Que los gritos no nos aturdan, que no nos gane el vértigo desbocado de la estampida, que cada día sea menos lo que nos separe de la verdad honesta sobre la que se puede construir un futuro.

Éste es un póster que hice hace años, para el Centro de Ex-Combatientes de Islas Malvinas, resuelto a través de la UNLP. 1990.