El áspera razón de abandonarte
aunque tiempos mejores nos sonrían,
no es de las que en epístola se envían
ni de las que, sutil, decora el arte.
Es razón de decir entre sollozos,
porque es así como uno la adivina,
y valida de penas asesina
firme esperar de justos alborozos.
De una pobre apariencia, es, sin embargo,
la imperiosa razón de tanto embate
que a honrado corazón mucho combate.
Pues siempre hidalgo bueno bebió amargo,
cuando frustrado su derecho había
el pan fundamental de cada día.
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