Mi única Patria, la Mar (y el choripán mi bandera)


Sí, hubo una época en la que el mundo de la piratería era ajeno al de las descargas ilegales de música (debo decir que los muchachos de Somalía no lo están haciendo mal).
Para Editorial Richmond, un capitán pirata que por algún motivo tenía que tener una inexplicable ristra de chorizos atravesada en su garfio, ilustraba una canción que seguramente no era la del cajón del muerto.

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