No es una gran poesía –Obligado no es Borges– pero lleva dentro unas líneas que, aún leídas una y otra vez, siempre me emocionan.
Es recalcitrante, como también son los patios y las abuelas. A veces incluso hasta molesta un poco, sin embargo resuenan en ellas palabras que hemos olvidado, que parecen pertenecer a otro país, no haber sido nuestras nunca, y a las que quiero recuperar y aferrarme.
Ya los escuchamos. Ya vociferan, peroratan y escriben, los analistas del éxito, los periodistas de la historia, sobre Belgrano, el derrotado.
Yo quiero publicar estos versos de Obligado, para festejar a mi Prócer, que no pensó nunca en lo que perdía personalmente, sino en lo que esperaba construir de estas tierras, siendo sólo una gota más de la lenta cadena que perforaría la piedra.
Hoy es el día de la Bandera.
AYOHUMA
A Carlos Vega Belgrano.
Esas músicas que estánResonando de tal suerte,Son la voz perenne y fuerteDel clarín de Tucumán;Y aquellas que al aire vanVeloces, rumbo a la gloria,Son el eco que en la historiaNos conmueve y nos exalta,De las campanas de SaltaQue están gritando: ¡victoria!
¡Belgrano! ¡Libertador!¡Nuestro primer ciudadano!¿Quién dice Manuel BelgranoSin que se sienta mejor?...Pudo el destino traidorQue a tanta virtud abruma,Arrojar la densa brumaDe Vicapugio a tu frente,Y basta hundirte en la inclementeNoche inmensa de Ayohuma;
Pero no pudo, en su afán,Dejar muda la voz altaDe las campanas de Salta,Del clarín de TucumÁn...Y allá suenan, allá vanVeloces, rumbo a la gloria,Desbordando de la historiaSobre el Andes, sobre el llano.Diciendo a todos: ¡Belgrano!Clamando a gritos: ¡victoria!
Voz que alienta, himno que sumaNuestras glorias, y aún dormidosOyen los muertos queridosDe la pampa de Ayohuma;Voz que animadas exhumaY entrega a nuestras visionesAquellas santas legionesDe la patria y su bandera.En cuyo sol reverberaSiempre fuego de cañones.
¡Ayohuma!¡Ingrato díaEn que, rasgada la entraña,Sola, en áspera montaña,La dulce patria moría!Exangüe ya, se batíaPor las Áridas mesetas,Y las columnas inquietasDel ejército españolLa envolvían, bajo el sol.En chispear de bayonetas.
Tras la carga resistida.Su misma sangre pisando,Iba la Patria arrojandoA borbotones la vida.Zelaya, suelta la brida,Con sus jinetes se avanza,Y a limpio bote de lanzaHace en las filas realesCallar las dianas triunfales,Rugir la adusta venganza.
Superi rueda al abismoY los infantes de Cano;Solo atraviesa aquel llano.Solo, confiado en sí mismo.El que en su heroico idealismoSe goza hendiendo leones.El que no cuenta legionesY es personal en la lid:¡Solo se va La MadridA acuchillar los cañones!
Mas ¡ay! en vano irradiaronLuz esplendente sus hechos:En pelotones, deshechos,De cuesta en cuesta rodaron.Pero en Zelaya vibraron...Los arrebatos postreros:Vuelve Á trepar los senderosQue el español desaloja,Y a contenerlo se arrojaCon su turbión de lanceros...
En la profunda quebrada,Al pie del cerra vecino,Suena el clarín argentinoTocando inmensa llamada.Sereno el pecho, la espadaA mal guardar, la viseraAlta en la frente guerrera,Marcial y firme la planta,Manuel Belgrano levantaCon muda fe su bandera.
Al gran clamor obedientes.Van los dispersos llegando,Unos, bravíos, alzandoLas armas resplandecientes;Aquellos mustios, dolientes.Llenos de afán y sonrojos;Otros, más que hombres, despojos;Que, arrastrando su desmayo.En la bandera de MayoPonen el alma y los ojos.
Firmes, en cuatro formaron,Y, a un breve toque marcial.Se arrodilló el general...Y todos se arrodillaron.Como en Tucumán, alzaronLa oración que el alma exhala,Y que fué, tendida el ala,Hacia las místicas redesDe la Virgen de Mercedes,Su radiante Generala.
Del cuadro, en fúnebre son,Se difunde en ese instanteUn hervor de agonizanteQue estremece el corazón.Perturbando la oración,Jura, impío, un veterano,Otro al hijo llama en vano,Aquél se alza a una descarga,Y, delirando: “¡A la carga!”Rueda a los pies de Belgrano.
Un silencio va cundiendoGrave, triste, religioso.Que a veces rompe, rabioso.De un fusilazo el estruendo.Suelta el sol, que está muriendo.Su corona rota al mar,Y se oye al lejos sonarComo estertor de aquel día,Vagarosa melodíaQue va llorando al pasar...
1892Rafael Obligado
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