Garcilaso II

Pensando que el camino iba derecho,
vine a parar en tanta desventura,
que imaginar no puedo, aún con locura,
algo de que esté un rato satisfecho.

El ancho campo me parece estrecho,
la noche clara para mí es escura;
la dulce compañía, amarga y dura,
y duro campo de batalla el lecho.

Del sueño, si hay alguno, aquella parte
sola, que es imagen de la muerte,
se aviene con el alma fatigada.

En fin que como quiera estoy de arte,
que juzgo ya por hora menos fuerte,
aunque en ella me vi, la que es pasada.

                                  [soneto - XVII]

Nada más

No sé si opinarán Uds. lo mismo que yo, pero nadie canta el tango hoy como Lidia
Lidia Borda busca en viejos registros canciones casi olvidadas –calculo en parte porque nos hemos ido quedando sin cantores decentes, y ya nadie se atrevía a cantarlas– y nos devuelve esa espontánea felicidad parecida a un estado de gracia que encarna la música popular bien (en el caso de Lidia, más que bien) interpretada.
Eso, nada más.