Después del soneto 45 de La Urna, de Enrique Banchs, vuelvo a mi metier de ilustrador revisionista, posteando antiguos dibujetes. Aquí les pego un encargo de Editorial Santillana, donde de alguna manera tenían que apreciarse distintas situaciones peligrosas sobre las que se desarrollaría la lección. Gatos neuróticos que en su cazadora frustración empujarán un macetón al vacío que alguien dejó muy mal ubicado, niños desobedientes que cruzan las calles sin mirar, conductores de depredadora naturaleza que lanzan sus coches sobre los peatones, inocentes perritos trotamundos, viriles trabajadores que corren riesgos inútiles, patinadores, carteros accidentales, imprudentes surtidos, osados distraídos. En fin, el barrio convertido en un muestrario de temeridades de divertida exposición, cuyo dramático desenlace simultáneo dejo librado a la imaginación del lector.
Y que nos dicta una solemne enseñanza: niño, hay que mirar dos veces hacia ambos lados antes de cruzar la calle.
Y por las dudas, salir con casco.